viernes, 26 de noviembre de 2010

Profesionalidad ante todo

El pasado martes salió a la luz una noticia, cuanto menos curiosa, por lo poco usual de la misma. Hablo de las declaraciones vertidas por Juan Román Riquelme, ese genial mediapunta que jugó en la Liga española (en el Barcelona y el Villareal) y que milita desde hace un par de temporadas en el club que lo vio debutar, Boca Juniors.

Riquelme ha estado inhabilitado para la práctica del fútbol los últimos seis meses (reapareció el pasado 13 de noviembre) como consecuencia de una lesión de rodilla, por lo que el futbolista ha declarado que "no se siente cómodo cobrando cuando ha estado tanto tiempo parado" y le ha comunicado a Jorge Amor Amea (presidente de Boca) que "no le pague el último semestre y dedique ese dinero a arreglar el vestuario o ayudar a la cantera". Desde su vuelta a Boca Juniors ha sido tachado de no sentir los colores o de 'tensar' en demasía la cuerda con la directiva de los xeneizes pidiendo un sueldo muy elevado. Sin ir más lejos, este pasado verano solicitó 4 años de contrato para retirarse en el club y estuvo a punto de no renovar, aunque hay que reconocer que este gesto le honra, pues no lo tienen muchos futbolistas. Actualmente ha vuelto a lesionarse y sufre una tendinitis aquileana que no lo deja jugar con normalidad y que le mantendrá alejado de los terrenos de juego hasta el próximo año.


Sin embargo, el bueno de Juan Román no ha sido el único jugador que ha renunciado a parte de sus emolumentos como consecuencia de una grave lesión. El antecedente más sonado es el de Fernando Redondo, que en 2001, cuando jugaba en el Milán, pidió a Adriano Galliani (el por aquel entonces presidente del club) que le suspendiera de sueldo hasta que estuviera recuperado totalmente de sus numerosas lesiones (se operó en tres ocasiones de la rodilla derecha y tardó dos años en debutar con el club lombardo).
Unas dos temporadas más tarde, a mediados de la 2002-03, fue el francés Alain Boghossian (campeón de Europa y del Mundo con la selección gala) el que hizo lo propio cuando militaba en las filas del Espanyol de Barcelona y tenía uno de los salarios más elevados de la plantilla.

Éstos no son más que algunos ejemplos de que en el fútbol no todo se rige por el dinero y que aún siguen existiendo profesionales que anteponen los intereses del club a los suyos propios, aunque cada vez sea más difícil encontrarlos.

Fuente: Marca.com

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