miércoles, 1 de diciembre de 2010

Gana el fútbol en el Camp Nou

Exhibición, monólogo, vapuleo, repaso… son algunos de los adjetivos que definen lo visto en el Camp Nou este lunes. En liza, los dos mejores equipos de la liga española, los dos conjuntos más realizadores (empatados a 33 goles), el menos goleado (el Madrid, con seis tantos), el Pichichi (Cristiano Ronaldo con quince), la presencia de nada menos que de once campeones del mundo de inicio y de futbolistas de la talla de Messi, Alves, Di María, Cristiano Ronaldo, Özil, Pepe… El partido presentaba alicientes de sobra para ser, si no decisivo, sí muy importante de cara al desarrollo de la Liga y de la moral del perdedor, que podría acabar muy tocado psicológicamente.

Durante la semana previa, el aluvión de declaraciones de José Mourinho (algo habitual en él en este tipo de partidos) encendió un ambiente ya caldeado de por sí en vista de la rivalidad histórica entre estos dos equipos. Su táctica, la de desviar la atención de prensa y aficionados hacia su persona para quitar presión a sus jugadores, resultó efectiva, pero ni en sus peores pesadillas podría imaginar Mourinho que perdería la condición de invicto en Liga encajando la derrota más abultada de toda su carrera como entrenador (5-0). Mucho se había hablado de la igualdad con la que llegaban al partido Barça y Madrid, ambos comandando la Liga, en octavos de Copa, primeros de grupo en sus respectivos grupos de Champions… vidas paralelas que fueron tal hasta que el balón echó a rodar por el césped de un Camp Nou vestido de gala para la ocasión.

El partido comenzó y ahí se acabaron las especulaciones y las habladurías. Sobre el terreno de juego solo alzó la voz un equipo. El monólogo azulgrana llegó a ser apabullante por momentos. El Barça se dedicó a jugar su fútbol, llaménlo tiqui-taca, fútbol total… cualquiera de estas acepciones es válida para describir la belleza del juego de los culés, estilo heredado del Dream Team que dirigiera Johan Cruyff a principios de los noventa y que Pep ha sabido inculcar a sus jugadores a la perfección.

Los azulgrana salieron más concentrados y con las ideas más claras que el Madrid. Guardiola, fiel a su estilo, no cambió ni un ápice su planteamiento táctico y puso de inicio a sus mejores hombres. Mourinho, por su parte, se vio obligado a alinear a Benzema ante la baja de última hora de Higuaín, presentando un equipo, a priori, ofensivo, con el tridente Benzema-Di María-Cristiano arriba y Özil en la mediapunta como organizador del juego. Esta era la teoría. En la práctica, lo que se vio fue la precisión en los pases, las triangulaciones, la velocidad en las transiciones y los desmarques de los delanteros del Barcelona, que terminaron por convertir a los jugadores del Real Madrid en meros espectadores. La calidad de los Iniesta, Xavi, Messi, Pedro y Villa fue determinante una vez más.

A los cinco minutos de juego, La Pulga estuvo a punto de hacer el primero, pero su vaselina se estrelló en el larguero. Era el preludio de lo que vendría después. Corría el minuto nueve y el Barça, intentando abrir la maraña defensiva del Madrid basculaba el balón de un lado a otro, tocándolo, realizando uno y mil pases en busca de un hueco con el que desarbolar a la defensa merengue. Y fue Iniesta el que lo encontró. El albaceteño levantó la cabeza, vio desmarcado a Xavi y le dio una gran asistencia (al alcance de muy pocos) que éste aprovechó para batir con un toque sutil a Casillas.

Xavi celebra el primer gol del Barça.

Ahí comenzó el monólogo azulgrana, que avasalló a un Real Madrid parapetado atrás e incapaz de realizar tres pases seguidos, con el centro del campo desaparecido y a merced de un despiste azulgrana que le permitiera meterse de nuevo en el partido. Pero no fue así. El Barcelona siguió jugando su fútbol y demostró porqué es actualmente (a falta de tres meses para que termine el año) el mejor club de la primera década del siglo XXI (según la IFFHS).


Poco después, el mazazo. Xavi tiene el balón en su poder en las inmediaciones del área, ve solo a Villa en la izquierda en un incomprensible fallo en la marca de la zaga merengue. El Guaje recibió con espacios, regateó a Sergio Ramos y realizó un centro-chut que Casillas no pudo atajar, y Pedro (siempre está cuando más se le necesita) puso el 2-0 en el marcador. En menos de 20 minutos, se rompió "el derbi más igualado de los últimos años" merced a la exhibición de juego y goles desplegada por el Barcelona.


Acto seguido, llegaron los mejores minutos de un Madrid herido en el orgullo. Di María puso a prueba a Valdés con un zurdazo desde fuera del área (llegar al interior era imposible) que el meta barcelonista desvió a córner y en la jugada siguiente, Cristiano Ronaldo, el madridista más activo durante todo el partido, metió un pase raso al punto de penalti al que no llegó un inoperante Benzema. El francés, empeñado en caer a la banda una y otra vez, dejó sin un referente ofensivo claro a su equipo


Valdés derriba a Cristiano Ronaldo.
Con el 2-0 en el marcador llegó la primera jugada polémica del partido. El balón sale de banda cerca del banquillo azulgrana, Guardiola lo recoge y Cristiano acude a recogerlo. El técnico culé (en un gesto incomprensible) lo lanza lejos del alcance del portugués, que se molesta y empuja al catalán. Al instante acudieron Valdés, Iniesta y medio Barça a recriminarle la acción al luso (tan reprochable fue el gesto de uno como el del otro). El incidente se saldó con tarjeta amarilla para Valdés y Cristiano (Pep salió impune incomprensiblemente).

El partido pudo cambiar en el minuto 38, cuando Valdés derribó a Ronaldo dentro del área y el colegiado, Iturralde González, no pitó nada. Craso error del árbitro, que hasta el momento no había tenido muchos, pues el portero azulgrana debió haber visto la segunda amarilla, lo que pudo cambiar el sino del partido.

Antes del descanso, una nueva acción puso en un compromiso a Iturralde. El codazo de Carvalho a Messi se saldó con una amarilla para el argentino, actuado sobremanera en un gesto impropio de un jugador de su categoría. Previamente, el portugués pudo ser expulsado por un rodillazo a La Pulga, pero el árbitro no se percató de esta acción.


La segunda parte comenzó como la primera, con los azulgrana desarrollando todo su juego y el Madrid a la defensiva. La entrada de Lass por Özil en busca de un mayor dominio del centro del campo pareció dar sus frutos en los primeros minutos de la reanudación (el francés salió muy motivado y recuperó varios balones), pero el revulsivo no tardó en difuminarse. Lo que tardó Messi en ponerse el mono de trabajo y comenzar a regatear, pasar, controlar, desmarcarse. De sus botas nacieron el tercero y el cuarto gol, culminados por el mismo jugador, un David Villa que no pudo tener mejor estreno en un derbi. Se pidió fuera de juego en el primero del Guaje, aunque no fue por muy pocos centímetros.

David Villa tuvo un buen estreno en el derbi.
Con el cuarto tanto, el dominio azulgrana fue apabullante. Toques y más toques (taconazos incluidos) que hicieron que el partido pareciera un rondo por momentos. Pasaron minutos hasta que el Real Madrid pudo tocarla, aunque la posesión le duraba muy poco. Los hombres de Guardiola se estaban gustando, disfrutaban con su juego e hicieron disfrutar a un Camp Nou lleno hasta la bandera, que decidió cargar sus iras contra Mourinho, ausente durante toda la segunda parte, rendido a la evidencia y con la impotencia de no poder hacer nada para mejorar la imagen que estaba dando su equipo (como luego reconocería en rueda de prensa).

La guinda al pastel la puso Jeffrén con el quinto gol (entró sustituyendo a Pedro), ya en el descuento, demostrando una vez más que la incesante fuente de jugadores que es la Masía no para de sacar nuevas perlas. De los jugadores madridistas, poco que destacar, salvo alguna parada de Casillas y la velocidad de Pepe en el corte, evitando un resultado más abultado, además del ímpetu que le puso Cristiano Ronaldo, aunque no tuviera mucha fortuna (lanzó dos faltas que se marcharon desviadas por muy poco). De Di María (que hizo las veces de lateral izquierdo), Özil, Khedira y Xabi Alonso apenas hubo noticias.

Lo peor del partido ocurrió en el descuento. Sergio Ramos realizó una dura entrada a Messi, y en éstas apareció Puyol para recriminarle la acción. El sevillano, desquiciado por lo que estaba pasando sobre el terreno de juego, empujó al capitán blaugrana y a todo el que se le puso por delante. Fue expulsado y se montó una nueva trifulca, innecesaria a esas alturas de partido, tanto por el resultado como por la imagen proyectada (no hay que olvidar que este jueves se decide la sede de los mundiales de 2018 y 2022).


Al término del partido, mal gesto por parte del Madrid no dejando hacer declaraciones a sus jugadores. Después de una derrota así, los aficionados tienen derecho a recibir, como mínimo, una disculpa.

Dicho esto, la mejor noticia para el cuadro merengue es que no va a volver a encontrarse con un equipo así en mucho tiempo (salvo en el partido de vuelta, claro está), por lo que la superioridad y el acierto goleador que venían mostrando los madridistas no creo que hayan desaparecido de la noche a la mañana. La victoria volverá a ser la tónica dominante de este equipo una vez se recupere de este varapalo. Lo mejor para el Barça, que jugando de esta manera, habrá pocos equipos que le tosan esta temporada, aunque todavía estamos en el mes de noviembre, de aquí a junio quién sabe cual de los dos conjuntos cantará victoria.

A continuación, un resumen con las mejores imágenes del partido:



Fuentes: Marca.com / Elpaís.com / As.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario